3 de octubre de 2016

A veces es necesario

La paradoja de la vida es que se avanza linealmente cuando se vence, se obtienen logros, se adelanta un casillero, pero se detiene el crecimiento, se detiene el tiempo, se retrocede... si se fracasa o no se cumplen las metas.

Hemos sido criados en base a dos lógicas binarias. Una que te aplaude por tus logros y te reprende por tus fracasos. Y otra, menos explícita, que te dice que mientras más logros tengas, más feliz, realizado y completo vas a ser y, por el contrario, si tropezás en algún paso sos un fracasado, infeliz e incompleto.

Cada persona tendrá, consciente o inconscientemente, un fin y meta de vida distinta. Pero de alguna manera estoy seguro que aprenderá más, en vez de con cientos de éxitos consecutivos, con alguna derrota más o menos frecuente.

Es verdad, a veces es necesario vencer, para experimentar que es posible, que podemos demostrar nuestras aptitudes y esfuerzos, que tenemos suerte.


Pero a veces es necesario fracasar, para entender que todo no se puede.
Que no podemos con todo.
Que tal vez podemos con mucho. Pero no con todo.
Que está bien no poder con todo.
Que a veces no es nuestra culpa no poder con todo.
Que a veces sí es nuestra culpa intentar poder con todo.
Porque no podemos con todo. Porque somos uno. Porque no somos Dios.
Porque, si fuésemos Dios, no podríamos fracasar.
Y a veces es necesario fracasar, para entender que todo no se puede...


RD.


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