27 de julio de 2016

Cosas, lugares, personas, algos.

Uno desea muchísimas cosas constantemente.
Cuando las consigue, tiende a perder el interés en ellas y a interesarse en otras nuevas.
Sobre estas nuevas cosas, una vez que las tenga, perderá nuevamente la atención.
Y empezará el deseo de unas nuevas...

- o -

Pero habrán ciertas cosas, ciertos lugares, ciertas personas, ciertos algo... sobre los que no perderemos el interés.
Y las seguiremos disfrutando.
Y nada las reemplazará.

Ese día entenderemos muchas cosas, o al menos, algunas.
Que hay cosas, lugares, personas, algos, que no solamente los necesitamos, sino que nos hacen bien y nos llenan.
Que hay cosas, lugares, personas, algos, que nos hacen creer que las necesitamos, pero que son una nube de humo que se esfuma, un globo que se desinfla.
Que habrá cosas, lugares, personas, algos, que tendremos que buscarlos y luchar para conservarlos.
Que habrá cosas, lugares, personas, algos, que están con nosotros, y que depende de nosotros valorarlas.

Y que tal vez la vida se tratará de buscar y conservar y valorar las hay cosas, lugares, personas, algos, que nos hacen bien y nos llenan... y entender que las nubes de humo que se esfuman y los globos que se pinchan sólo nos harán buscar y conservar cosas, lugares, personas, algos, que nos mantienen vacíos... e incompletos.

RD.

13 de julio de 2016

Los recuerdos son fotos

Los recuerdos son una foto del pasado.
Las fotos pueden ser artísticas, naturales o pobres.
Pueden retocarse o mantenerse originales. 
Las fotos tendrán mucha nitidez, tendrán zonas enfocadas, tendrán sombras.
Nos asustarán, harán reír o llorar.

Los recuerdos son una foto del pasado.
Sí, son fotos. Sí, del pasado.
Si somos sabios, nos servirán para aprender lecciones.
Si somos valientes, querremos afrontar las situaciones que retratan para cambiar el resultado.
O no para cambiarlo, tal vez para dejarlo igual.
Pero son fotos del pasado.

Pero vivimos en el presente. Imaginamos un futuro, que es incierto.
Imaginar no es tomar una foto. Es pintar un cuadro.
Al cuadro le colocamos sueños, ilusiones, esperanzas.
Cuando nuestra línea del tiempo llega a ese futuro, estamos en el presente.
Inevitablemente cotejamos nuestro cuadro pintado con el presente que vivimos.
Dependerá de infinitas cosas nuestra reacción, positiva o negativa.
Las ilusiones pintadas y no existentes nos dejarán un sabor amargo.
Una falta, una decepción. Bronca, impotencia, preguntas.
Pero eran cuadros que nosotros pintamos. Nosotros.


Vivimos en el presente, sí. Pero tenemos fotos y cuadros en nuestro baúl.
Las fotos no muestran el presente vivido.
Muestran, sí, sólo un retrato de lo que quisimos. O que no pudimos tapar.
A los cuadros los pintamos a diario. Pero lo hacemos en base a nuestras fotos.
Nuestras fotos tristes nos harán pintar un cuadro triste y pesimista.
Nuestras fotos alegres nos esperanzarán. Nos ilusionarán.

Pero con todo esto, poco puede hacer el presente. Poco o nada.
Será cuestión de tener suerte en retirar las fotografías correctas del baúl.
Será un tema del azar, también, que con esas fotos, pintemos un futuro vivible.
Vivible, realista, podado de ilusiones falsas pero con utopías que nos hagan caminar.

Tal vez lo más sano sea dejar el baúl cerrado. Los recuerdos y cuadros guardados.
Y vivir. Vivir el presente. Las fotos y los cuadros aparecerán solos.
Si queremos tener nuevas fotos, nuevos cuadros, debemos vivir el presente.
Vivir mirando fotos y pintando, con ellas, cuadros, únicamente nos detendrá.
Detendremos el tiempo. Pero el tiempo avanzará, y sin nosotros.

La vida no son sólo fotos.


RD.

11 de julio de 2016

Transformar

Me apasiona modificar el estado de cosas. Es un desafío. Me mantiene activo. Me oxigena. Me interpela.

Abrir puertas cuando se hallan todas cerradas.
Cerrar caminos para evitar pérdidas.
Indicar el camino menos inseguro, cuando hay que tomar decisiones.
Mostrar todas las alternativas, cuando parece que solo hay una.
Romper lo cerrado.
Remendar si hay roturas.
Unir cuando hay división.
Cantar cuando hay silencio.
Callar cuando lo amerita el ruido.
Improvisar ante el protocolo.
Controlar el caos.

Pero todo a su medida.
En unas oportunidades prudencia.
En otras, pasión.

Por supuesto, equivocarse. 
Pero nunca por cobarde, sino por valiente...

RD.