21 de julio de 2015

"A mi me encanta venir a votar"

El 5 de julio, en La Pampa como en otros distritos, hubo elecciones. Aquí fueron Elecciones Internas Abiertas, Obligatorias y Simultáneas. El voto no fue obligatorio, y se habilitó la participación de ciudadanos afiliados al partido político e independientes.

Me tocó ser Fiscal por un partido político en una mesa donde votaban ciudadanos independientes (no afiliados). Durante las 10 horas que duró el Acto Comicial, me tocó escuchar todo tipo de expresiones, ver un montón de actitudes y tener que hacer varias intervenciones también.

Pero hoy me quiero acordar sólo de una. Una que me alegró el día, y que espero no olvidarla jamás. Me terminó por sacar una sonrisa, en un ambiente donde faltaban aire y luz genuinos y sobraban empujones y apurones.


Por una mala diagramación y distribución de las Mesas para votar, hubo colas de hasta una hora y media (impensadas en una votación interna partidaria, y no obligatoria), por lo que los ciudadanos estaban algo apurados, acalorados y ya muchas veces malhumorados.

Lo que ocurrió fue algo sencillo. Una señora, que no debería tener menos de 60 o 65 años, nos dio su DNI y la buscamos en el Padrón. Ella esperaba ansiosa. La encontramos, estaba, era donde votaba. Firmamos los sobres, y se lo dimos para que pase al cuarto oscuro.

Cuando estaba caminando hacia el aula, le dijimos que espere, que había un votante adentro. No voy a andar con rodeos: un 80% de las personas a quienes debimos decirle eso, nos quedaron mirando caracúlicos y terminaron yéndose de mala gana y manera del lugar, luego de votar. Y estamos hablando de personas que esperaron 10 segundos más a que cerrara la puerta el votante que estaba saliendo..

Aquí viene lo mágico. A esta mujer le dijimos que espere un poco más, y que nos disculpe por hacerla esperar. Ella no nos dejó terminar de hablar y dijo "No, no, no pasa nada. Yo espero. A mi me encanta venir a votar".

Me quedé sonriendo. Creo que la mitad de los de la mesa tuvimos igual reacción. Este país ha sufrido y sufre embates anti-democráticos de todo tipo. Violentos y disimulados, pero no por ello perversos. Hemos atravesado una década donde participar y meterse era lo incorrecto. Muchísimos de nuestros representantes políticos nos han defraudado con faltas éticas de toda índole. Por la calle muchos protestan e insultan al cielo por "tener que ir" a votar.

Esta mujer, con su simpleza, me llenó de esperanzas y optimismo. Tierna pero decidida, me hizo ver que no todos los adultos son iguales. Que se puede disfrutar de una carga pública. Y por encima de todo, que se puede querer al país de una manera sincera.

RD.